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La bella Melissa officinalis, comúnmente conocida como melisa o toronjil, es más que una hierba con rico aroma a limón con un toque de menta. Es un pequeño milagro de la naturaleza, uno que se alza discretamente en jardines, campos y corazones de quienes la conocen bien. En tiempos antiguos, se la veneraba como bálsamo de vida; hoy, la ciencia moderna le da un nombre más técnico, pero no menos reverente: modulador neurovegetativo natural. O como me gusta decirle: una mano tibia sobre el pecho cuando el alma tiembla.
La Melissa officinalis, comúnmente conocida como melisa o toronjil, es una planta perenne que ha acompañado a la humanidad desde hace más de 2000 años. Esta hierba aromática de la familia Lamiaceae es mucho más que un relajante natural: es un apoyo integral para la mente, el sistema digestivo y el corazón emocional.
Sus beneficios no son solo tradición; la ciencia moderna ha confirmado muchas de sus propiedades. Entre sus componentes activos más destacados se encuentran el ácido rosmarínico, los flavonoides como la luteolina y apigenina, y los aceites esenciales ricos en citronelal y citral, que le otorgan su característico aroma cítrico y efecto terapéutico (Petrisor et al., 2022).
Químicamente hablando, es una sinfonía de compuestos. Desde el ácido rosmarínico al geranial, pasando por flavonoides como la luteolina y taninos con propiedades protectoras. Su capacidad para modular el GABA cerebral ha sido documentada por Shakeri et al. (2016), y es esa acción sobre los neurotransmisores la que la hace tan poderosa para reducir el estrés, mejorar el sueño y aliviar la ansiedad sin los efectos embotadores de los sedantes sintéticos.
Pero más allá de la ciencia, la melisa tiene algo mágico: baja el volumen del mundo exterior y nos ayuda a escuchar lo que pasa dentro.
Melissa officinalis ha sido ampliamente estudiada por sus múltiples propiedades terapéuticas. Entre ellas destacan:
Ansiolítica y sedante: Actúa sobre los receptores GABA, reduciendo el estrés y favoreciendo un descanso profundo. Shakeri et al. (2016) confirman su efecto en la inhibición de la GABA transaminasa, mecanismo que explica su potencial ansiolítico.
Antiviral y antimicrobiana: Estudios recientes muestran que extractos de melisa tienen efecto antiviral significativo contra SARS-CoV-2, MERS-CoV y el virus de la gripe H1N1 (Alsahafi et al., 2025).
Antioxidante: Su alto contenido en polifenoles como el ácido rosmarínico protege del daño oxidativo celular (Petrisor et al., 2022).
Digestiva: Su uso tradicional como carminativo y antiespasmódico ha sido respaldado por evidencia científica, siendo eficaz en dispepsias funcionales (Miraj et al., 2016).
Aprendí a usar melisa como planta medicinal durante mi propio proceso psicoterapéutico,
una etapa de profunda transformación interna donde se movilizan emociones, recuerdos y sensaciones intensas. En ese contexto, la melisa me acompañó como un bálsamo: su efecto era como una manta tibia que suavizaba la montaña rusa emocional, permitiéndome sostenerme sin sentirme desbordada.
Esa vivencia fue tan transformadora que, nunca lo olvidé, y, tras graduarme como terapeuta de Medicina Tradicional China en 2018, comencé a recomendarla en mi consulta. Especialmente a pacientes que atravesaban procesos emocionales profundos o se reconocían como personas altamente sensibles, emocionalmente lábiles. La respuesta siempre ha sido positiva, en la que notan una mayor estabilidad emocional y la mantienen como aliada en épocas turbulentas, y no es raro, ya que tiene la cualidad de sostener sin suprimir, de suavizar sin adormecer.
Durante siglos, la melisa se ha preparado en infusiones con sus hojas frescas o secas.
Es una forma accesible y poderosa de conectarse con sus beneficios. Sin embargo, la vida moderna exige alternativas más prácticas.
Por eso, en Adaptovital, desarrollamos extractos líquidos de melisa, que concentran su esencia y permiten su uso cotidiano de manera sencilla: unas gotas bajo la lengua o mezcladas un vaso con un poco de agua y listo. Perfecto para quienes no tienen tiempo de hervir agua, preparar la hierba, pero necesitan del cuidado sutil de esta planta.
En la tradición latinoamericana, y particularmente en la medicina china, que es nuestra especialidad más fuerte, la melisa se usa para armonizar y calmar el Shen, el espíritu. Tiene afinidad con el meridiano del corazón y del hígado, ayudando a suavizar la energía emocional, calmar la mente y digerir lo que nos cuesta procesar internamente.
Desde esa perspectiva, recomendar melisa a quienes sienten que el mundo tiene demasiados altibajos bruscos, y/o que sus emociones son demasiado cambiantes, ha sido una de las decisiones más efectivas en mi enfoque terapéutico integrativo.
Un estudio publicado por Alsahafi et al. (2025) reveló que los extractos de melisa inhiben activamente virus como el SARS CoV-2, MERS-CoV y H1N1. ¿La forma más eficaz? El extracto metanólico. Por otro lado, Petrisor et al. (2022) profundizaron en su composición fitoquímica y señalaron una sinergia entre flavonoides y aceites esenciales que potencian su acción ansiolítica y digestiva. Identifican compuestos como el geraniol, el citral y el ácido rosmarínico, responsables de su acción sobre el sistema nervioso. Esta combinación la hace ideal para tratar síntomas psicosomáticos, como los que emergen en momentos de estrés o sobrecarga emocional
Y no olvidemos su rol antioxidante: gracias a su capacidad de neutralizar radicales libres, puede prevenir el daño celular y proteger al sistema nervioso de la inflamación crónica.
La melisa se adapta a tu estilo de vida:
Infusión: Ideal para rituales personales, momentos de pausa y reconexión.
Extracto concentrado: Práctico, potente y fácil de incorporar a la rutina.
Aromaterapia: El aceite esencial es usado para inducir relajación inmediata.
Lo importante es la constancia. Usarla con intención, con propósito. No como un calmante rápido, sino como una medicina de presencia.
La sensibilidad emocional no es una debilidad. Es una cualidad que necesita contención y acompañamiento. La melisa, en este sentido, actúa como una guardiana. En mi experiencia, ha ayudado profundamente a personas que sienten las emociones a flor de piel. En lugar de adormecerlas, les permite sostenerlas con mayor serenidad.
Los estudios clínicos avalan su eficacia en trastornos de ansiedad leve, insomnio y estados de estrés postraumático, lo cual refuerza lo que veo a diario en consulta (Shakeri et al., 2016; Petrisor et al., 2022).
Si deseas incorporar esta noble planta a tu vida, puedes conseguirla directamente con nosotros en dos presentaciones:
Ambos formatos están pensados para acompañarte desde la autenticidad, desde lo vivencial, desde lo que funciona y transforma.